La vida cotidiana

De Ruta de Los Colonos
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Luego de ocupar su chacra, el colono emprende su trabajo con el hacha y la hoz. Cerca de diez cuadras cuadradas; el área limpiada amontona quilas, epífitos y ramas que luego arden en medio de humo acre y sofocante. Sólo quedan los troncos ennegrecidos y fantasmales que terminarían por caracterizar a esas regiones. Después del roce, las siembras tienen lugar en marzo, retardadas a menudo por veranos lluviosos.” “En 1857, 1864, 1869, la abundancia de precipitaciones pudre las cosechas, transformando la instalación en un calvario”, “Conforme a las obligaciones que se les había puesto, en dos o tres años los colonos ya han hecho producir dos o tres cuadras. Pasando por alto la etapa de la choza o de la cabaña Fachwerk, ellos construyeron, para comenzar, una casa elemental, de roble, pellin o laurel, con techo de paja o de alerce. Como no hay un estilo local, las construcciones corresponden a los estilos de las regiones de origen. La casa suaba tiene una entrada (Öhrn), una cocina, una pieza de estar (Stube) y un dormitorio común.


Pensemos igualmente en todo lo inmediato que quedaba por hacer: abrir faja en la selva, eliminar tocones, cavar zanjas, tender puentes en los ríos hasta 1870, el Maullín se pasa sólo en barca-, poner enmaderamientos o planchados en los pasos ñadis pantanosos, planchados construidos y perfeccionados por los propios colonos. ...De Octay a Osorno, se necesitaron 16 puentes y 19 planchados, de 25 a 275 metros cada uno, los que, en promedio, costaron cuatro veces mas caro que el camino corriente“[1].

En 1861, el territorio de la colonización había adquirido importancia, lo que le valió ser reconocido como cabecera de provincia junto a Valdivia, Chiloé, Osorno y Carelmapu. Para la sobrevivencia de los colonos en un territorio tan inhóspito, la educación fue un factor importante que facilitó a los alemanes el sur de de Chile como destino. Igualmente, ella fue una preocupación y demanda fundamental de los colonos con posterioridad. La mayoría de los nuevos inmigrantes sabia leer y escribir, mientras entre los chilenos y nativos, cerca de un 70% era analfabeto.

“La primera escuela alrededor del Llanquihue fue fundada en 1859. Durante los primeros años un profesor viajaba algunos meses enseñando a los niños de Frutillar, Playa Maitén y Totoral. La creación, tanto en Valdivia como en Llanquihue, de colegios alemanes dio solución a este importante requerimiento de la colonia”[2].

“Para que no se corrompa o imperfeccione el idioma alemán, aprendiéndolo los niños de los colonos por la sola práctica de gente de mediana instrucción, conviene enseñar los principios de él, por lo que he venido a decretar: El preceptor de la escuela ambulante de la Laguna enseñará el alemán, además de los ramos expresados en el decreto de la creación de dicha escuela, debiendo dar dos veces por semana lecciones de este idioma. Gaspar del Rio.”

  1. Blancpain Jean Pierre, (1985), “Los Alemanes en Chile (1816- 1945)”, Hachette, cd. Pedagógicas Chilenas, editorial Universitaria, pp.94 - 95, Stgo. De Chile.
  2. Museo Colonial Alemán de Frutillar, Universidad Austral de Chile.