La navegación en el lago Llanquihue

De Ruta de Los Colonos
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La navegación en el lago Llanquihue La navegación inicial en el Lago Llanquihue fue realizada mediante troncos de roble, botes y chalupas. La primera embarcación como tal, fue el velero “La Fundadora” que se construyera en 1852 por orden de Vicente Pérez Rosales, según un decreto gubernamental. Éste empezó a navegar en 1853 y transportaba gratuitamente las mercaderías a lo largo del Lago Llanquihue hasta que un daño mayor le impidiera en 1856 continuar con su labor“. Según lo referencia Emilio Held, “por el Lago Llanquihue navegaron tres balandras, trece goletas, lanchas y nueve vapores en los que se cuentan “El Enriqueta”, “El Clara”, “El Llanquihue”, “El Colonia”, “El Santa Rosa”, “El Bajos”, “El Correo”, “El Cóndor” y “El Chile”.

Ruta de los colonos entre Puerto Montt y Osorno
Ruta de los colonos en aguas del lago Llanquihue

En 1872, el “Enriqueta” se convirtió en el primer vapor que remplazara a las balandras en la navegación del Lago Llanquihue. Éste se prestaba para ello, ya que las distancias entre Frutillar, Pto, Varas, Pto. Octay y Ensenada fluctuaban entre 24 y 28 millas, lo que permitía cubrir las distancias en tiempos inferiores a un día. Sus propietarios fueron inicialmente Federico Ölckers y Eugenio Schulz ' que luego lo transfirieron a Gustavo Schminke para su explotación. El “Colonia” que explotaba Ricardo Roth permitía 120 toneladas de carga y acomodaciones para pasajeros que surcaban las aguas del Llanquihue desde fines del siglo XIX hasta que el día 21 de abril de 1915. En esa fecha y cerca de los Riscos, estalló su caldera con un resultado de 17 muertos. De esta manera trágica, el “Colonia” finalizaba sus trayectos regulares entre Pto. Varas y Ensenada. El “Santa Rosa” fue construido el año 1902 y tenía 28 metros de eslora con una capacidad de 80 toneladas de carga y buenas acomodaciones para 150 pasajeros. Sus primeros dueños fueron la “Sociedad Klenner, Niklischel: y Cia” quienes 10 transfirieron en 1910 a la Sociedad Jose Matzner otros. En 1918 lo adquirió Carlos Heim. 1938, se le hicieron algunas transformaciones para el me)or acomodo de los pasajeros, quedando con una eslora de 33 metros. Ello permitía a los usuarios un viaje placentero a lo largo del Lago Llanquihue. El “Santa Rosa” navegó hasta el año 1957, iecha en que fue llevado a la playa para ser desarmado. Iniciado su desguase, fue posteriormente abandonado frente a Pto. Varas. El transporte desde Pto. Varas hacia Pto. Octay lo hacía el “Chile” de propiedad de Cristino Haase. Este vapor fue construido en Los Bajos en el año 1912 sus 120 toneladas le permitían transportar hasta 200 pasajeros, en condiciones de 1“ y 2a clase y también el transporte de carga. El año 1922 fue transferido a Luis Haase y Ernesto Sunkel que continuaron su explotación. Los caminos eran inexistentes o sólo senderos parciales al borde el lago. Todo el transporte de productos agrícolas, comercio y de pasajeros se realizaba en barco. Para ello, los campos que colindaban con el Lago habían construido muelles propios con el fin de facilitar el transporte. Cercano a ello, nacieron también las bodegas en las cuales se protegía la carga y descarga de las mercancías, ya que los horarios y a veces los dias no eran certeros. Igualmente, ello permitía guardar los productos de los vecinos y protegerlas de las contingencias del tiempo. En los mismos años navegaba el “Gorreo” de Carlos Heim y que tenía una capacidad de 40 toneladas de carga y pasajeros. Igualmente, Edmundo Opitz era el propietario del “Elba”, construido en 1925 y que realizaba el recorridos sólo con carga, El “Llanquihue” de Gustavo Schminke fue otro de los barcos que navegaba en las aguas del Llanquihue y terminó incendiado frente a Playa Venado“ . Ricardo Roth y la firma Andina del Sud impul- saban el turismo en el Lago Llanquihue. “El Cóndor” y y “El Colonia” eran sus barcos de transporte hacia 1907. ¿ Desde principios de siglo se realizaban viajes a Peulla y Bariloche. En los muelles del Lago Llanquihue se embarcaban los interesados rumbo a Pto. Varas y desde ese punto, las embarcaciones realizaban un romántico viaje que tenía como destino intermedio el Hotel Ensenada. Al día siguiente continuaban en carroza tirada por caballos a Petrohué en donde nuevamente se alojaban para navegar al otro día en las aguas del Lago Todos los Santos y pernoctar en Peulla. Desde ese lugar, otra carroza con caballos los llevaba finalmente a Bariloche.“ La navegación se realizaba durante todo el año. Sin embargo con la temporada de verano, el flujo de pasajeros se incrementaba y con ello, también el número y la fra cuencia de los barcos. La llegada de los chilotes y los trabajadores de temporada era también un componente de este flujo que activaba la navegación entre Pto. Varas, Río Pescado, Ensenada y Pto. Octay al inicio del verano. En contrapartida, existía un flujo inverso de los temporeros en marzo que se acentuaba con las mercaderías agrícolas de la cosecha como el trigo, papas, cebada, queso y otros. Parte importante del tráfico de carga de productos agrícolas, maderas, abono y ripio se realizaba con la goleta “Gaviota” de Otto Raddatz construida en 1926, con capacidad de 60 toneladas, quien además realizaba una actividad turística de pasajeros hacia la Isla Loreley y La Poza. El gaviota navegó hasta el ano 1944, fecha en la cual fue construido el camino que une Puerto Varas con Ensenada. El “Cóndor” solo transportaba carga y sus dueños de la Estación de Llanquihue no establecían un itinerario fijo realizando desplazamientos hacia cualquier destino del Lago. Ilustres pasajeros pisaron sus cubiertas, destacándose en la última fase de la navegación del Lago Llanquihue los barcos “Chile” y “Santa Rosa”. Esta actividad turística duró hasta el año 1945, cuando se convirtió en no rentable frente a la competencia de la red vial que irrumpió con fuerza entre los años 1940 y 1950. El “Santa Rosa” fue el último gran barco visto por la ciudad de Frutillar, atrasado en el muelle Richter, en el mes de noviembre del año 1956, con motivo del centenario de la ciudad.

Inicialmente, las únicas vías de comunicación eran acuáticas y se realizaban casi totalmente por el Lago. Posteriormente, la única forma de viajar por tierra a Ensenada hasta la primera mitad del siglo XX era circundando por un camino que rodeaba por el norte del Lago Llanquihue. Ello explica el importante flujo que adquiere la navegación entre Frutillar, Estación Llanquihue y Puerto Varas hacia Ensenada con el transporte de carga y pasajeros hacia Peulla y Bariloche. A partir de año 1908 había un comunicación permanente que permitía las transmisiones entre localidades. Se instaló la Empresa de Teléfonos de Llanquihue en Puerto Chico. A partir de esa fecha, en Frutillar, era posible comunicarse con Pto. Octay, Los Bajos, Pto. Varas, Nueva Braunau y Pto. Montt. _ A principios de siglo, la importancia de Los Bajos y Quebrada Honda era considerable y estos dos poblados de la comuna tenían una intensa actividad. Eran el lugar en donde pernoctaban los viajeros que cubrían el trayecto entre Osorno y Pto. Montt. Ambos pueblos disponían de Hoteles que permitan alojarse a los visitantes en sus largas horas de transporte a caballo o en carreta de la época. Los Bajos era además un activo puerto de carga y descarga de productos agrícolas que circulaban hacia el norte el sur. Los barcos tenían un circuito que comenzaba en Puerto Octay, seguía en Los Bajos, Frutillar, el Desagüe en el inicio del río Maullín y Puerto Chico con un recorrido inverso al día siguiente. En ello, las condiciones de atraque a la ribera y las bodegas jugaban un rol importante. En la bahía de Frutillar hubo 4 muelles: Curtiembre Richter, Sociedad Comercial Chile-Argentina, Adolfo Richter, Reinaldo Klocker. En Los Bajos había cinco: Held, Yunge, Niepel, Haase y puerto. En Quebrada Honda: Heim y Brandau. En Punta Larga: Hornig, Aichele y Wetzel. En Pichi Laguna: Carlos Klocker.